viernes, 23 de octubre de 2009

MONITORES:FUNCIONAMIENTO

Funcionamiento del TRC


Como ya hemos introducido, la misión fundamental del cañón es barrer toda la pantalla, dotando de un color e intensidad luminosa a cada píxel.


Este proceso es imprescindible, y debe repetirse varias veces por segundo (como dato práctico, las frecuencias de refresco estándares son 56, 60, 65, 70, 72, 75, 80, 85, 90, 95, 100, 110 y 120 Hz). En primer lugar, se comienza en el píxel situado en la parte izquierda superior de la pantalla. Entonces, se barren todos los píxeles de la línea superior en sentido horizontal, de izquierda a derecha. A continuación, el haz se desactiva, y el cañón se desplaza hacia el primer píxel de la línea inmediatamente inferior (como si de un “retorno de carro y avance de línea” se tratara). El proceso se repite hasta cubrir toda la pantalla

Finalmente, el haz se vuelve a desactivar, y el TRC vuelve a enfocar al píxel original, listo para “dibujar” una nueva pantalla. Este proceso se denomina “barrido progresivo”.

Existe otro tipo de barrido, denominado “entrelazado”, que se emplea en el mundo de la televisión, y que también se utilizaba en los primeros monitores, para aprovechar los desarrollos existentes. Mediante esta técnica, en cada refresco sólo se rellena la mitad de las líneas de la pantalla. En un primer barrido, se rellenan las líneas impares. En el barrido siguiente, se rellenan las pares, completando un cuadro. El barrido entrelazado tiene una clara motivación: por diversas causas (siempre dentro del mundo de la TV), no es posible ofrecer frecuencias de refresco suficientemente altas. Usando barrido progresivo con frecuencias de refresco insuficientes, se produce una sensación de parpadeo que, a su vez, se convierte en fatiga visual tras varias horas de trabajo.


Se podría pensar en aumentar la persistencia de la pantalla, pero esto produciría estelas, especialmente ante movimientos rápidos.

Con el barrido entrelazado se duplica la frecuencia de refresco, utilizando el mismo ancho de banda para transmitir las señales. Aunque cada semi-pantalla (denominada “campo”) contiene la mitad del total de líneas de la pantalla, los píxeles emiten luz el tiempo suficiente para que el ojo crea que todas las líneas de la pantalla han sido dibujadas en un barrido completo. En resumen, desaparece el efecto de parpadeo y no se requiere ancho de banda adicional, lo que representa una solución ideal para televisión. Esto funciona muy bien con imágenes en movimiento (típicas en televisión), pero ofrece problemas con imágenes estáticas (el caso del PC). En efecto, si la imagen presenta líneas finas horizontales en una posición fija, se aprecia un efecto de temblor, ya que dichas líneas se refrescan en barridos alternados. Un buen ejemplo son las hojas de cálculo.

Por todo ello, en los PC se emplea barrido progresivo, pero con una frecuencia de refresco bastante superior a la utilizada en televisión. Es posible, por tanto, emplear frecuencias como 72 Hz, que permiten trabajar durante muchas horas con el PC sin fatigar la vista.

El TRC se halla rodeado de bobinas de hilo conductor, denominadas bobinas deflectoras. Estas bobinas generan campos magnéticos (controlados por la tensión que se les aplica) que actúan sobre los electrones lanzados, modificando su trayectoria. Un bobinado permite modificar la trayectoria de los electrones en sentido horizontal, mientras que otro hace lo mismo verticalmente. De esta forma, mediante la aplicación de dos tensiones eléctricas, se consigue el barrido horizontal, los desplazamientos entre líneas y los saltos al punto inicial de la pantalla.

Utilizando un solo haz, se conseguiría una imagen en escala de grises. En ese caso, que corresponde a los antiguos monitores monocromos, la pantalla se halla recubierta de un material que emite un solo color (normalmente verde, naranja o blanco). Para conseguir el color, se utilizan tres cañones, y los píxeles se forman entrelazando puntos de tres colores distintos, denominados colores primarios. Cada haz se dedica a uno de esos tres colores, y mediante la mezcla aditiva de los mismos (por proximidad), se obtiene cualquier otro color. El sistema empleado en los monitores es el RGB: rojo (R, del inglés red), verde (G, de green) y azul (B, de blue). La intensidad total de los haces determina el brillo de cada píxel, siendo la intensidad relativa entre los tres cañones la que condiciona el color.

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